martes, 8 de diciembre de 2009

En la isla se cree que los ancianos se encarnan, al morir, en los nietos, razón por la que no pueden encontrarse los dos vivos al mismo tiempo. Como ocurre a pesar de todo algunas veces, cuando un anciano se encuentra con su nieto, antes de poder hablar con él, debe darle una moneda. En esa teoría de las reencarnaciones se ha fundado la lingüística histórica. La lengua es como es, porque acumula los residuos del pasado en cada generación y renueva el recuerdo de todas las lenguas muertas y de todas las lenguas perdidas y el que recibe esa herencia ya no puede olvidar el sentido que esas palabras tuvieron en los días de los antepasados. La explicación es simple pero no resuelve los problemas que plantea la realidad. 

Ricardo Piglia, La ciudad ausente. Sudamericana, 1993.

domingo, 6 de diciembre de 2009

Entre amar a Laura e imaginar que la amo; entre imaginar que la amo menos y amarla menos, ¿qué dios notaría la diferencia? En el terreno de los sentimientos, lo real no se diferencia de lo imaginario. Y basta imaginar que uno ama para amar, del mismo modo que basta pensar que, cuando uno ama, imagina que ama, para inmediatamente amar un poco menos, incluso para distanciarse un poco de lo que uno ama...

Andre Gide: Los monederos falsos.

sábado, 5 de diciembre de 2009

-¿Conoce aquello de que mira usted bien una cara y le cambia la vida? -preguntó.

El saltador del muro, Peter Schneider. Anagrama, trad. Juan J. del Solar.

jueves, 3 de diciembre de 2009

El infinito

Siempre caro me fue este aislado cerro,
Y estos arbustos, que una buena parte
Impiden ver del último horizonte.
Mas, sentado y mirando, interminables
Espacios detrás de ellos, sobrehumanos
Silencios y una calma profundísima
Yo en el pensar me finjo; y casi, entonces,
Se espanta el corazón. Y cuando el viento
Escucho escuchar entre estas plantas,
El silencio infinito a la voz esta
Voy comparando. Y en lo eterno pienso,
En épocas ya muertas, y en la viva,
Presente, y su sonido. Así, en esta
Inmensidad se anega el pensar mío,
Y el naufragar en este mar me es dulce.

Giacomo Leopardi. Trad. Eloy Sánchez Rosillo.

domingo, 15 de noviembre de 2009

Monotonía

(¿1908?)

Sigue un dia monótono a otro dia igualmente
Monótono, idéntico, las mismas
Cosas sucederán de nuevo, una y otra vez-
Las mismas circunstancias nos toman y nos dejan.
A un mes sigue otro mes igual.
Lo que vendrá fácilmente se adivina;
Serán las mismas cosas de ayer.
Y el mañana nunca parece ese mañana.

Konstantino Kavafis, trad. José Maria Álvarez

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Franz Kafka y la niña

 Imagínate a Franz Kafka en una calle de Praga. No, no es Praga, es otra ciudad. Imagínatelo en una calle de Berlín.
 En el noviembre de 1923, él y Dora Dymant cambiaron de casa -Grunewaldstrass, 13 - y alquilaron dos habitaciones en casa de un médico.
 Imagínate a aquel escritor, afectado ya por la tuberculosis, paseando por la calle en una tarde nublada y tranquila.
 Una niña llora en la acera. Franz Kafka se acerca a la niña, que oculta su cara bajo mechones pelirrojos. Llora porque ha perdido su muñeca.
 - No, no se ha perdido - le dice Franz Kafka.
 Que no se ha perdido, que no llore, que la muñeca ha tenido que marcharse de viaje y que no se ha despedido de ella porque los adioses son tristes.
 - Hace poco me he encontrado con tu muñeca - dice Franz Kafka -, a la salida de la ciudad. Y me ha dicho que te ha escrito.
 Imagínate a la niña secándose las lágrimas con las manitas. La niña, desde la profundidad de sus ojos azules, mira al hombre moreno, al extraño mensajero.
 El mensajero, Franz Kafka, sube calle arriba con su traje negro y paso lento, para perderse, como el más misterioso de los mensajeros, tras la esquina de la calle.
 La niña, durante las semanas siguientes, recibió cartas de la muñeca, en las que le contaba un viaje extraordinario, cada vez más lejos.
1985
Joseba Sarrionandía.

sábado, 31 de octubre de 2009

Jorge Luis Borges   ­El arte y la literatura... tendrían que tratar de librarse del tiempo. Muchas veces a mi me han dicho que el arte depende de la política, o de la historia. No, yo creo que eso es todo falso.

Osvaldo Ferrari  Claro.

JLB Bueno, Whistler, el famoso pintor norteamericano, asistía a una reunión, y ahí se discutían las condiciones de la obra de arte. Por ejemplo: la influencia biológica, la influencia del ambiente, de la historia contemporánea. Entonces Whistler dijo: "Art happens", el arte sucede, el arte ocurre, es decir, el arte... es un pequeño milagro.

OF  Verdaderamente.

JLB Que escapa, de algún modo, a esa organizada causalidad de la historia. Sí, el arte sucede ­o no sucede­; eso tampoco depende del artista. 


Conversaciones de Jorge L. Borges con Osvaldo Ferrari, aparecidas en 1984 en el periódico Tiempo Argentino.

sábado, 24 de octubre de 2009

Flaubert - Diccionario de tópicos

globo Con los globos se acabará por ir a la luna. Se tardará en llegar a dirigirlos.
gloria No es más que un poco de humo.
hemorroides Vienen de sentarse sobre las estufas o en los bancos de piedra. Las hemorroides son señal de salud, de modo que no se debe procurar curarlas.
histeria Confundirla con la ninfomanía.
hoyuelo A una muchacha bonita se le debe decir siempre que lleva amores en sus hoyuelos.
impermeable Muy útil como prenda de vestir. Muy perjudicial porque impide la transpiración.

Gustave Flaubert: Diccionario de tópicos. Trad. Consuelo Berges.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Más del Diccionario de tópicos

ejército El bastión de la soledad.
elefantes Se distinguen por su memoria y adoran el sol.
estornudar Es una burla ingeniosa decir: el idioma ruso y el polaco no se hablan, se estornudan.
Fénix Buen nombre para una compañía de seguros contra incendios.
flamenco subst. Ave llamada así porque proviene de Flandes.
frío Más sano que el calor.

Gustave Flaubert: Diccionario de tópicos. Trad. Consuelo Berges.

lunes, 19 de octubre de 2009

Del Diccionario de tópicos:

Perú  País en el que todo es de oro.
poeta  Sinónimo noble de lelo; está en las nubes.
pudor  La más hermosa gala de la mujer.
púrpura  Palabra más distinguida que rojo.
sífilis  Más o menos, todo el mundo la tiene.

Gustave Flaubert: Diccionario de tópicos. Trad. Consuelo Berges.

jueves, 15 de octubre de 2009

Un libro que hace tiempo quería encontrar:  Aire de las colinas. Cartas a Clara, de Juan Rulfo. Quién otro para escribir esto:

Se volvió muy flojo. Porque a todos los que les gusta leer mucho, de tanto estar sentado, les da flojera hacer cualquier otra cosa. Y tu sabes que el estarse sentado y quieto le llena a uno la cabeza de pensamientos. Y esos pensamientos viven y toman formas extrañas y se enredan de tal modo que, al cabo del tiempo, a la gente que eso le ocurre se vuelve loca.


miércoles, 7 de octubre de 2009

Justo ahora una pila de libros mal organizados se desparrama por el suelo. Hace apenas días que cambié de ciudad, casi de país y todo es un desorden. Reconstruir es un viaje; aprendí que escapar por unos días no es siquiera parecido o comparable a la nueva vida que comienza. Y encuentro esto:


La ciudad

Dijiste: "Iré a otra tierra, iré a otro mar.
Otra ciudad ha de haber mejor que ésta.
Cada esfuerzo mío es una condena dictada;
y mi corazón está -como un muerto- enterrado.
¿Hasta cuando estará mi alma en este marasmo?
Adonde vuelva vuelva mis ojos, adonde quiera que mire
veo aquí las negras ruinas de mi vida,
donde pasé tantos que arruiné y perdí".

No hallarás nuevas tierras, no hallarás otros mares.
La ciudad te seguirá. Vagarás por las mismas calles.
Y en los mismos barrios te harás viejo;
y entre las mismas paredes irás encaneciendo.
Siempre llegarás a esta ciudad. Para otra tierra -no
lo esperes-
no tienes barco, no hay camino.

Como arruinaste aquí tu vida, 
en este pequeño rincón, así
en toda la tierra la echaste a perder.

Kavafis. Poesía escogida, Madrid, 1985.

martes, 22 de septiembre de 2009

Sólo me gusta jugar con las palabras, soñar despierto; pero ¿sabes lo que necesito en realidad? ¡Que se hundan todos! ¡Eso es! Necesito reposo. Con tal de que no me molesten, vendería el mundo entero por un kopek. Si tengo que elegir entre que el mundo se hunda o yo deje de tomar mi té, diré que se hunda el mundo, pero que el té no me falte nunca. ¿Sabías tú eso, o no lo sabías?
Bueno, pues yo sé que soy un miserable, un canalla, un egoísta y un vago. Me he pasado temblando de miedo estos tres días, pensando que ibas a venir. ¡Tampoco te perdonaré nunca mis lágrimas de hace un instante, que no pude contener, como si fuera una mujeruca avergonzada! ¡Y todo esto que ahora te confieso tampoco te lo perdonaré jamás!

Fedor Dostoievski: Memorias del subsuelo. Ed. Aguilar, 1956.

miércoles, 16 de septiembre de 2009


   Poema es la proyección de una idea en palabras a través de la emoción. La emoción no es la base de la poesía: es tan solamente el medio de que la idea se sirve para reducirse a palabras.

Fernando Pessoa: El regreso de los dioses. Seix Barral, trad. Ángel Crespo.

jueves, 10 de septiembre de 2009

Siempre que pienso una cosa, la traiciono.
Sólo teniéndola ante mí debo pensar en ella.
No pensando, sino viendo.
No con el pensamiento, sino con los ojos.
Una cosa que es visible existe para verse,
y lo que existe para los ojos no tiene que existir para el pensamiento
sólo existe verdaderamente para el pensamiento y no para los ojos.

Miro, y las cosas existen.
Pienso y existo sólo yo.

[Fernando Pessoa:] Alberto Caerio, Poemas inconjuntos: Poesías Completas de Alberto Caeiro. Pretextos, 2000. Trad. Ángel Campos.

domingo, 6 de septiembre de 2009

Y en efecto, Jakob Mendel no veía ni oía nada de lo que ocurría a su alrededor. Junto a él alborotaban y vociferaban los jugadores de billar, corrían los marcadores, repiqueteaba el teléfono. Barrían el suelo, encendían la estufa... Él no se enteraba de nada. En una ocasión, un carbón al rojo vivo cayó fuera de la estufa; y ya olía a chamuscado y humeaba el parqué a dos pasos de él, cuando, alertado por el tufo infernal, uno de los parroquianos se dio cuenta del peligro y a toda velocidad se abalanzó para extinguir la humareda. Pero él, Jakob Mendel, a tan sólo dos pulgadas de distancia y ya tiznado por el humo, no había notado nada, pues leía como otros rezan, como juegan los jugadores, tal y como los borrachos, aturdidos, se quedan con la mirada perdida en el vacío. Leía con un ensimismamiento tan impresionante que desde entonces cualquier otra persona a la que yo haya visto leyendo me ha parecido siempre un profano. En Jakob Mendel, aquel pequeño librero de viejo de Galitzia, contemplé por primera vez, siendo joven, el vasto misterio de la concentración absoluta, que hace tanto al artista como al erudito, al verdadero sabio como al loco de remate, esa trágica felicidad y desgracia de la obsesión completa.

Stefan Zweig: Mendel el de los libros. Edit. Acantilado, trad. Berta Vias Mahou.

domingo, 30 de agosto de 2009

Diálogo Caillois-Borges.



Roger Caillois. -También me impresionó lo que usted dijo sobre la imagen.
Jorge Luis Borges. -Creo haber dicho que únicamente hay media docena de metáforas elementales, de lugares comunes que son, por ejemplo, la vida y el sueño, el tiempo y...
R.C. -...el río.
J.L.B. -...el río, las estrellas y los ojos, las mujeres y las flores o los frutos. Y eso es todo. Lo demás es literatura.
R.C. -Dijo también que había que mantenerse en esas metáforas elementales.
J.L.B. -Sí, creo que los lugares comunes son muy necesarios. Si no, se es simplemente extravagante y efímero.
R.C. -¿Efímero?
J.L.B. -Sí, y uno se convierte en ultraísta.
R.C. -Usted dijo con firmeza que si la imagen estuviera fundada en la sorpresa no duraría, porque no hay nada más breve que la sorpresa.
J.L.B. -Es evidente, se trata de un instante.
R.C. -¿Pero de verdad piensa que es necesario mantenerse en las mismas metáforas? Nerval dijo: “El primero que comparó la mujer a una rosa era un poeta, el segundo un imbécil”. ¿Cómo reacciona usted ante esta frase?
J.L.B. -El tercero es un clásico.
R.C. -(Risa) ¡El tercero es un clásico! (Risa) Es una respuesta excelente.
J.L.B. -Se puede decir eso porque cuando uno compara la mujer a una rosa está citando a poetas: uno se liga a una tradición, se convierte en clásico, en alguien cortés y educado, no quiere impresionar a los lectores...

Fragmento del diálogo que sostuvieron Caillois y Borges en el centro Pompidou de París, en 1977. Callois, fue el primer traductor de Borges al francés y fue fundamental para dar a conocer la obra de Borges en Europa.
 Trad. Alberto Ruy Sánchez.

domingo, 23 de agosto de 2009

Los libros del mal

Múltiples quejas llegan a la Biblioteca Municipal de Brooklyn reclamando que ciertos libros sean catalogados como "peligrosos", por ejemplo, Tintin en el Congo, de Hergé. Cuentan los encargados de la biblioteca, que este tipo de advertencias rara vez llegan a hacerse efectivas, pero que fue tal la presión con la historieta del reportero, que debieron colocarla en el lugar de obras restringidas. Éste, increíblemente, es una súper-caja-fuerte; Pierre Assouline, lo describe como un infierno.



En cambio, libros como Mi lucha, o Trópico de Capricornio cuentan con libre acceso para las ejemplares futuras generaciones norteamericanas.

miércoles, 19 de agosto de 2009

Los caballos de Aquiles

Cuando a Patroclo vieron muerto,
tan joven, fuerte y audaz,
los caballos de Aquilles se entregaron al llanto;
y su inmortal naturaleza alzóse
contra la obra oscura de la muerte.
Las hermosas cabezas sacudieron sus largas crines
     y piafaron la tierra, y lloraron
por Patroclo ya exánime —sin vida—
cuerpo caído —huída el alma—
                sin aliento —indefenso—
      vuelto de la vida al gran seno de la Nada.
Vio Zeus las lágrimas de los inmortales
caballos y afligióse. "El día de la boda de Peleo",
dijo, "fui irreflexivo;
      ¡mejor no haberos dado nunca
      a lo aciago! Por qué entregaros
a míseros humanos sujetos al destino.
      Vosotros, a quienes la muerte y la vejez no aguardan,
lo efímero os aflige. Y el hombre os ha
mezclado en su desgracia". Sin embargo ante la dura
      imagen de la muerte perpetua
los nobles animales se entregaron al llanto.

Constantinos Cavafis, Konstantino Kavafis. Poesías completas. Hiperión, traducción:  José María Alvárez.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Carver


‘Le oí decir al escritor Geoffrey Wolf: “Nada de trucos baratos” a un grupo de estudiantes para escritores. También quedaría bien en una tarjeta. Yo lo corregiría un poco y dejaría: “Nada de trucos”. Punto. Detesto los trucos. Al primer signo de un truco o de una artimaña en una obra de ficción, un truco barato o incluso un truco elaborado, corro a esconderme. Los trucos son en últimas aburridos, y yo me aburro fácilmente, lo que quizás tenga que ver con mi escasa capacidad de atención. Pero la escritura demasiado ingeniosa, o incluso la escritura puramente necia me ponen a dormir. Los escritores no necesitan trucos ni artimañas, ni siquiera tienen por qué ser los chicos más inteligentes de la cuadra. A riesgo de parecer tonto, un escritor necesita a veces tan sólo presenciar con la boca abierta esta cosa o la otra —un atardecer o un zapato viejo— en puro y absoluto asombro’.
“Escribir”. Incluido en La vida de mi padre. Cinco ensayos y una meditación, de Raymond Carver.

sábado, 1 de agosto de 2009

De los Cuadernos de Hawthorne



El señor Kirby, autor de una obra sobre Historia, costumbres e instintos de los animales, se pregunta si en el centro del planeta no hay abismos submarinos que comunican con los océanos, y si los inmensos animales de la raza de los saurios (grandes reptiles en teoría antediluvianos y extinguidos) no serán los habitantes de estos abismos. El autor cita un pasaje del Apocalipsis donde las criaturas que pueblan la Tierra son descritas como diferentes de aquellas que moran en el mar, y alude al fósil de un saurio hallado en muy profundas zonas subterráneas. Piensa, o sugiere, que podrían ser los dragones de las Sagradas Escrituras.
(1836)

Un hombre intenta ser feliz en el amor pero no puede entregar su corazón, entonces todo le parece un vago sueño. Lo mismo ocurre con su vida personal: en cuestiones políticas, es patriota únicamente en apariencia. Todo en él parece una ilusión teatral.
(1837)

Toda la gente que fue ahogándose en un lago reaparece de repente.
(1838)

Nathaniel Hawthorne: Cuadernos norteamericanos, Belacqva, 2007. Trad. Eduardo Berti.

martes, 21 de julio de 2009

Cuento de horror

La mujer que amé se ha convertido en fantasma. Yo soy el lugar de sus apariciones.

Juan José Arreola

lunes, 20 de julio de 2009

Pero sólo las sensaciones mínimas, y de cosas pequeñísimas, son las que vivo intensamente. Será por mi amor a lo fútil por lo que esto me sucede. Puede que sea por mi escrúpulo en el detalle. Pero más bien creo —no lo sé, estas cosas nunca las analizo— que es porque lo mínimo, por no tener en absoluto importancia ninguna social o práctica, tiene, debido a la mera ausencia de esto, una independencia absoluta de asociaciones sucias con la realidad. Lo mínimo me sabe a irreal. Lo inútil es bello porque es menos real que lo útil, que se continúa y prolonga, al paso que lo maravilloso fútil, lo glorioso infinitesimal, se queda donde está, no pasa de ser lo que es, vive libre e independiente. Lo inútil y lo fútil abren en nuestra vida real intervalos de estática humilde. ¡Cuánto de sueño y amorosas delicias no me provoca en el alma la mera existencia insignificante de un alfiler clavado en una cinta! ¡Triste de quien no sabe la importancia que esto tiene!

Fernando Pessoa: Libro del desasosiego.

lunes, 13 de julio de 2009

Dostoievski vital


Dostoievski, Ernesto Sabato.

Que la razón es algo bueno, eso no se puede discutir. Pero la razón es sólo razón y no hace más que condescender a las exigencias racionales del hombre. Por otra parte, el deseo es la manifestación de la vida misma -de toda la vida- y lo abarca todo, desde la razón hasta el impulso de rascarse. Y aunque la vida puede convertirse frecuentemente en un asunto sucio cuando somos dominados por nuestros deseos, sigue siendo vida y no una serie de extracciones de raíces cuadradas.

Fedor Dostoievski: Memorias del subsuelo. Editorial Quadrata. Trad: Jessica Schlegel.

(Nota: Ernesto Sabato, autor de esa gran novela: El tunel, ha sido también pintor. El estilo, que en ciertos pincelazos es brusco, no es fortuito: Sabato, como Borges, también sufrió de una progresiva ceguera y es precisamente cuando ya no puede escribir que prefiere dedicarse a esa otra disciplina mucho más colorida como lo puede llegar a ser la pintura.)

martes, 7 de julio de 2009

Por la noche, con sus vestidos blancos, pasaron frente a nuestras ventanas los almendros: lentos y tristes, semejantes a aquellas pálidas adolescentes del orfanato que vuelven de una pequeña excursión, el domingo, tomadas de la mano, de dos en dos, sin proferir palabra, sin las estrellas que germinan una a una en la sombra, lejanas y felices.

   Mañana enviaremos a los almendros a dar una vuelta a las orillas del mar, para que enjuaguen de sus rostros el polvo de nuestra tristeza.

   Y en la tarde, cuando vuelvan contentos, traerán nuestras primeras palabras húmedas aún de mar, y nosotros lloraremos junto a la ventana abierta la alegría de saber que podemos llorar.

Yannis Ritsos: En: Sueño de un mediodía de verano, Fondo de Cultura Económica. Trad. Selma Ancira. 

lunes, 22 de junio de 2009



Las ratas también abandonan el barco que va a naufragar -dije, encogiéndome de hombros-. Eso solo demuestra que el hombre no tiene olfato para las catástrofes. 

Julien Gracq: El mar de las Sirtes. DeBolsillo, 2005. Trad. José Escué.

miércoles, 17 de junio de 2009

LdD

Fernando Pessoa es, y su deseo se ha realizado, una literatura. El "drama en gente" (una obra que no se divida en actos sino en personajes, los conocidos heterónimos, principalmente Caeiro, Reis, de Campos, Soares...), ante todo advierte una variedad de voces -la misma- concebida como un afán de despersonalización. Esto quiere decir, al menos así lo entiendo, un deseo por desaparecer, por ser "uno con el universo" y su sensación.
En este blog nunca se ha hablado del Libro del desasosiego: un libro que se comenzó a escribir en 1913 (1912?) y apenas fue publicado, como algo completo, en 1982. Pessoa murió en 1935, sin reconocimiento alguno, con un montón de papeles guardados en un baúl -con aproximadamente 27500 escritos inéditos-; muchos de ellos tenían escrito "LdelD" o marcas similares que conformaron lo que hoy conocemos como el Libro del desasosiego. Libro que Pessoa mal otorga a Bernardo Soares, ya que no podría decirse, según Ángel Crespo, que Soares sea un heterónimo sino algo no diferente a un pseudónimo tradicional. Por esto, no es un error ni una tautología afirmar que el autor del Libro es Fernando Pessoa escondido desde Bernardo Soares:

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Cualquier cambio de las horas habituales trae siempre al espíritu una novedad fría, un placer levemente desconsolador. Quien tiene la costumbre de salir de la oficina a las seis, y por casualidad sale a las cinco, tiene desde luego una vacación mental y algo que parece una pena de no saber qué hacer de sí.

Ayer, porque tenía que resolver un asunto lejos, salí de la oficina a las cuatro, y a las cinco había terminado mi tarea distante. No suelo estar en la calle a esa hora, y por eso estaba en una ciudad diferente. El tono lento de la luz en las fachadas habituales era de una dulzura inútil, y los transeúntes de siempre pasaban junto a mí en la ciudad de al lado, marineros desembarcados de la escuadra de ayer noche.

Era todavía hora de que estuviese abierta la oficina. Me recogí en ella ante el asombro general de los empleados, de quienes ya me había despedido. De vuelta, ¿eh? Sí, de vuelta. Estaba allí libre de sentir, solo con los que me acompañaban sin que, espiritualmente, estuvieran allí para mí... Era, en cierto modo el hogar, es decir, el lugar en el que no se siente.


Fernando Pessoa: Libro del desasosiego. Seix Barral, 1986. Trad Ángel Crespo.

sábado, 13 de junio de 2009

Altruismo, dice el Coelho chino (japonés)

02/06/2008 Yakarta.(EFE).- Tung Desem Waringin, un famoso autor de libros de autoayuda en Indonesia lanzó cien millones de rupias (10.680 dólares) desde una avioneta mientras sobrevolaba una ciudad próxima a la capital para promocionar su última obra.

El suceso ocurrió ayer en Serang, al oeste de Yakarta, donde decenas de personas resultaron heridas leves y una niña de 13 años tuvo que ser hospitalizada tras desmayarse a consecuencia de las carreras y empujones que provocó la lluvia de billetes, informó hoy la prensa local.

Tung Desem Waringin, un polémico empresario de origen chino, aseguró a través de su página personal en Internet que prefería entregar de esta forma el dinero de la campaña a los más necesitados, en lugar de llevar a cabo una estrategia de márketing tradicional.

...

jueves, 11 de junio de 2009

53


Todas las opiniones que hay sobre la naturaleza
nunca han hecho crecer una hierba o nacer una flor.
Toda la sabiduría respecto de las cosas
nunca ha sido algo que se pudiese coger, como las cosas.
Si la ciencia quiere ser verdadera,
¿qué ciencia más verdadera que la de las cosas sin ciencia?
Cierro los ojos y la tierra dura sobre la que me echo
tiene una realidad tan real que hasta mi espalda la siente.
No necesito raciocinio donde tengo hombros.

[Fernando Pessoa:] Alberto Caerio, Poemas inconjuntos: Poesías Completas de Alberto Caeiro. Pretextos, 2000. Trad. Ángel Campos.

domingo, 7 de junio de 2009

Respuesta a Walser

En una entrada pasada, la más desvergonzada de este blog sin duda, mostré a Robert Walser congelado entre la nieve. En ese momento me preguntaba quién había tomado esas fotografías, las últimas de un viejo loco y sus huellas. Ahora, en Mecanismos internos, el nuevo libro de ensayos John Maxwell Coetzee, leo la casi obvia respuesta:

"El día de navidad de 1956, la policía de la ciudad de Herisau, al este de Suiza, recibió una llamada: unos niños se habían tropezado con el cuerpo de un hombre muerto por congelación en un campo nevado. Cuando llegó a la escena, la policía primero tomó fotografías, luego retiró el cuerpo [...] las fotografías mostraban a un anciano ataviado con un abrigo largo y botas, despatarrado sobre la nieve, los ojos totalmente abiertos, la mandíbula floja". 

En el ensayo, Coetzee habla de manera general sobre la obra de Walser, y especialmente sobre dos libros: Jakob von Gunten y El ladrón; sobre el «método lápiz» (Walser escribía a lápiz con una caligrafía minúscula: el manuscrito de El ladrón, una novela de aproximadamente 150 páginas, constaba de 24 hojas) y sobre la locura que lo llevó a no volver a publicar. Finalmente, Coetzee cierra el texto con un genial poema de Walser (Ahora me preguntó: adonde pertenece este fragmento. ¿Será que en unos meses, otra lectura inesperada me entregará la respuesta?)

No le deseo a nadie ser yo.
Sólo yo soy capaz de soportarme.
Saber tanto, haber visto tanto y 
no decir nada, absolutamente nada.

viernes, 29 de mayo de 2009

Bernhard y los periódicos

Thomas Bernhard leyendo el Salzburger Nachrichten, en el Café Braünerhof, Viena, 1988.

Leo periódicos todos los días, si no, lo echo en falta. Pero no los leo, los hojeo sólo. No leo libros y sí sólo periódicos, porque en ellos se resume todo lo que mueve el mundo.

Kurt Hofmann: Conversaciones con Thomas Bernhard. Anagrama, 1991. Trad. Miguel Sáenz.

miércoles, 27 de mayo de 2009

"¿Qué importa existir, si se es?"

  F[ernando] P[essoa] se volvió hacia Caeiro: "Dígame una cosa" (y apuntó con el cigarrillo): "¿Cómo considera un sueño? ¿Un sueño es real o no?" 
  "Considero un sueño como considero una sombra", respondió Caeiro inesperadamente, con su acostumbrada presteza divina. "Una sombra es real pero es menos real que una piedra. Un sueño es real -si no no sería sueño- pero es menos real que una cosa. Ser real es ser así."

Notas para recordar a mi Maestro Caeiro. Álvaro de Campos.

lunes, 25 de mayo de 2009

El territorio del escritor es su idioma

Ya nunca más ruso, Joseph (Iosif) Brodsky (Brodskiy), decidío no volver al renovado país tras la desintegración del régimen soviético. No quería sentirse como un turista, un extranjero. Vivió algunos años más: el 28 de Enero de 1996, un ataque cardíaco en su apartamento en Manhattan, fijó la muerte de uno de los más grandes escritores del siglo XX. 

"Esa condición llamada exilio", que otorga la desgraciada -porque jamás es voluntaria- capacidad de escribir poesía en ruso y ensayo en inglés, definió a Brodsky, lo convirtió en un apátrida más: Susan Sontag recordaba la frase de Thomas Mann que podría pronunciar también Brodsky: "Donde esté, está la literatura alemana", "Donde esté, está la literatura rusa".
                         
                                                        Brodsky, 1988
Su ex-alumno y, para el año 1996 director de la Academia de Poetas Americanos, William Wadsworth, recuerda un Brodsky en sus últimos años activo -en 1991 fue nombrado Poeta Laureado de los Estados Unidos, posición que busca, con un personaje reconocido, impulsar la lectura de poesía en el país-, preocupado por editar antologías gratuitas de poesía por toda Norteamérica. Tres días antes de su muerte, cuenta Wadsworth, Brodsky lo llamó: "¿Bill, sabes de qué trata toda la poesía americana?", "No, Joseph, no sé. Dímelo.", "Ruedas, en eso consiste toda la poesía americana; ruedas, la Carretera... ¿sabes entonces lo que tienes que hacer?", "No, Joseph, ¿qué tengo que hacer?", "Tienes que llamar a los Teamsters*. Tenemos que poner la poesía en los camiones, que cuando la leche sea repartida en las tiendas, los poemas sean entregados con ella.", "Joseph, ¿me estás diciendo que la Academia de Poetas debería colaborar con el crimen organizado?" Wadsworth dice que hubo una pausa y que después Brodsky respondió: "Bill, al menos es organizado."

*Los Teamsters son el gremio organizado de conductores, o sea, la mafia de los camioneros.

miércoles, 20 de mayo de 2009

En la helada y casi invisible Norinskaya, lejos de todos y de todo, un condenado Joseph Brodsky probablemente mira las estrellas. No sabe -y jamás se le ocurriría- que en esos momentos la noticia de su juicio es presentada a ma-
Brodsky en el norte de Rusia.
nera de dramatización por la BBC, publicada en numerosos periódicos y comentada por exclusivos círculos literarios alrededor del mundo. Por su cabeza nunca hubiera pasado la idea que, justo ahora, mientras sus cabellos rojos se llenan de nieve, 
Susan Sontag recorta un artículo llena de indignación y sorpresa.

Fue la periodista Frieda Vigdorova quien, mientras escuchaba el juicio contra el poeta, con trazos rápidos y precisos que sólo ese curioso arte que es la taquigrafía puede enseñar, clandestina y silenciosa, transmitió la noticia a Occidente:

Juez: ¿Cuál es entonces su profesión?

Brodsky: Soy poeta y traductor.

Juez: ¿Quién lo considera como poeta?, ¿Quién lo ha enlistado como tal?

Brodsky: Nadie. ¿Acaso alguien me ha enlistado en las filas de la humanidad?

Juez: ¿Ha estudiado usted para eso?

Brodsky: ¿Eso?

Juez: Para convertirse en poeta. Usted ni siquiera intentó terminar la escuela. Es allí donde enseñan y lo preparan para eso.

Brodsky: No creo que uno pueda adquirir esto en la escuela.

Juez: ¿Cómo entonces?

Brodsky: Yo creo que... viene de Dios.

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Tal vez la mejor prueba de la existencia del Todopoderoso es la de que nunca sabemos cuándo vamos a morir. En otras palabras, si la vida hubiera sido una cuestión exclusivamente humana, al nacer nos entregarían un plazo, o una sentencia, donde se estipulara precisamente la duración de nuestra presencia aquí: como se hace en los campos de prisioneros. El que esto no acontezca insinúa que el asunto no es enteramente humano; que ahí interfiere algo de lo que no tenemos idea ni control alguno. Que hay una agencia no sujeta a nuestra cronología ni, si viene a cuento, a nuestro sentido de la virtud. De aquí todos esos intentos por anticipar o imaginar nuestro futuro, de ahí nuestra dependencia de médicos y de gitanas, que se intensifica cuando estamos en dificultades, y que es sólo un intento por domesticar -o por demonizar- lo divino. Lo mismo se aplica a nuestro sentimiento de la belleza, natural o hechura del hombre, ya que lo infinito sólo puede ser apreciado por lo finito.

Marca de agua. Joseph Brodsky.