domingo, 24 de febrero de 2008

" ... todo cuanto poseía dentro sí algo de vida huía de la tormenta, buscando dónde refugiarse; por doquiera, así entre los hombres como entre los animales, manifestándose la angustia ante la explosión de los elementos...; sólo aquella piltrafa humana yacía inmóvil en el banco. Ya antes le dije que aquel hombre poseía el mágico poder de exteriorizar plásticamente, con movimientos y gestos, sus estados interiores; nada, nada, sin embargo, sobre la tierra, podría expresar de modo tan conmovedor la desesperación, el absoluto abandono de sí mismo, la apariencia de la muerte, como aquella inmovilidad, aquel estado inerte, inanimado, bajo la furiosa lluvia, aquella fatiga demasiado extrema para levantarse y andar los pocos pasos que le separaban de un techo protector, aquella definitiva indiferencia hacia la propia vida."

Stefan Zweig: "Veinticuatro horas de la vida de una mujer" pp 81,82. Círculo de Lectores 1973. Trad. María Daniela Landa.
"Clasico no es un libro (lo repito) que necesariamente posee tales o cuales méritos; es un libro que las generaciones de los hombres, urgidas por diversas razones, leen con previo fervor y con una misteriosa lealtad."

Borges: "Sobre los clásicos" en "Nueva antología personal", Bruguera 1980.