miércoles, 17 de junio de 2009

LdD

Fernando Pessoa es, y su deseo se ha realizado, una literatura. El "drama en gente" (una obra que no se divida en actos sino en personajes, los conocidos heterónimos, principalmente Caeiro, Reis, de Campos, Soares...), ante todo advierte una variedad de voces -la misma- concebida como un afán de despersonalización. Esto quiere decir, al menos así lo entiendo, un deseo por desaparecer, por ser "uno con el universo" y su sensación.
En este blog nunca se ha hablado del Libro del desasosiego: un libro que se comenzó a escribir en 1913 (1912?) y apenas fue publicado, como algo completo, en 1982. Pessoa murió en 1935, sin reconocimiento alguno, con un montón de papeles guardados en un baúl -con aproximadamente 27500 escritos inéditos-; muchos de ellos tenían escrito "LdelD" o marcas similares que conformaron lo que hoy conocemos como el Libro del desasosiego. Libro que Pessoa mal otorga a Bernardo Soares, ya que no podría decirse, según Ángel Crespo, que Soares sea un heterónimo sino algo no diferente a un pseudónimo tradicional. Por esto, no es un error ni una tautología afirmar que el autor del Libro es Fernando Pessoa escondido desde Bernardo Soares:

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Cualquier cambio de las horas habituales trae siempre al espíritu una novedad fría, un placer levemente desconsolador. Quien tiene la costumbre de salir de la oficina a las seis, y por casualidad sale a las cinco, tiene desde luego una vacación mental y algo que parece una pena de no saber qué hacer de sí.

Ayer, porque tenía que resolver un asunto lejos, salí de la oficina a las cuatro, y a las cinco había terminado mi tarea distante. No suelo estar en la calle a esa hora, y por eso estaba en una ciudad diferente. El tono lento de la luz en las fachadas habituales era de una dulzura inútil, y los transeúntes de siempre pasaban junto a mí en la ciudad de al lado, marineros desembarcados de la escuadra de ayer noche.

Era todavía hora de que estuviese abierta la oficina. Me recogí en ella ante el asombro general de los empleados, de quienes ya me había despedido. De vuelta, ¿eh? Sí, de vuelta. Estaba allí libre de sentir, solo con los que me acompañaban sin que, espiritualmente, estuvieran allí para mí... Era, en cierto modo el hogar, es decir, el lugar en el que no se siente.


Fernando Pessoa: Libro del desasosiego. Seix Barral, 1986. Trad Ángel Crespo.

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