domingo, 6 de diciembre de 2009

Entre amar a Laura e imaginar que la amo; entre imaginar que la amo menos y amarla menos, ¿qué dios notaría la diferencia? En el terreno de los sentimientos, lo real no se diferencia de lo imaginario. Y basta imaginar que uno ama para amar, del mismo modo que basta pensar que, cuando uno ama, imagina que ama, para inmediatamente amar un poco menos, incluso para distanciarse un poco de lo que uno ama...

Andre Gide: Los monederos falsos.

No hay comentarios: