miércoles, 5 de agosto de 2009

Carver


‘Le oí decir al escritor Geoffrey Wolf: “Nada de trucos baratos” a un grupo de estudiantes para escritores. También quedaría bien en una tarjeta. Yo lo corregiría un poco y dejaría: “Nada de trucos”. Punto. Detesto los trucos. Al primer signo de un truco o de una artimaña en una obra de ficción, un truco barato o incluso un truco elaborado, corro a esconderme. Los trucos son en últimas aburridos, y yo me aburro fácilmente, lo que quizás tenga que ver con mi escasa capacidad de atención. Pero la escritura demasiado ingeniosa, o incluso la escritura puramente necia me ponen a dormir. Los escritores no necesitan trucos ni artimañas, ni siquiera tienen por qué ser los chicos más inteligentes de la cuadra. A riesgo de parecer tonto, un escritor necesita a veces tan sólo presenciar con la boca abierta esta cosa o la otra —un atardecer o un zapato viejo— en puro y absoluto asombro’.
“Escribir”. Incluido en La vida de mi padre. Cinco ensayos y una meditación, de Raymond Carver.

No hay comentarios: