martes, 7 de julio de 2009
Por la noche, con sus vestidos blancos, pasaron frente a nuestras ventanas los almendros: lentos y tristes, semejantes a aquellas pálidas adolescentes del orfanato que vuelven de una pequeña excursión, el domingo, tomadas de la mano, de dos en dos, sin proferir palabra, sin las estrellas que germinan una a una en la sombra, lejanas y felices.
Mañana enviaremos a los almendros a dar una vuelta a las orillas del mar, para que enjuaguen de sus rostros el polvo de nuestra tristeza.
Y en la tarde, cuando vuelvan contentos, traerán nuestras primeras palabras húmedas aún de mar, y nosotros lloraremos junto a la ventana abierta la alegría de saber que podemos llorar.
Yannis Ritsos: En: Sueño de un mediodía de verano, Fondo de Cultura Económica. Trad. Selma Ancira.
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