viernes, 15 de mayo de 2009

Più Brodsky

En 1964, Iosif Aleksandrovich Brodsky, un desconocido poeta que vagaba por las calles de lo que hoy es conocido como San Petersburgo, es acusado de parasitismo social, "uno de esos zánganos literarios que atenta contra la utilidad del trabajo socialista", y condenado a cinco años de trabajos forzados en el lejano norte ruso. Tiempo después, ya exiliado en Norteamérica y nacionalizado estadounidense, con su primer sueldo como profesor de literatura -en la Universidad de Michigan- decide viajar y así comenzar una rutina invernal que se repetiría 17 veces: visitar Venecia:

"El erecto encaje de las fachadas venecianas es el mejor verso que el tiempo-agua haya dejado en parte alguna de tierra firme. Además sin duda existe una correspondencia -si no una franca dependencia- entre la naturaleza rectángular de esas muestras de encaje -es decir, los edificios locales- y la anarquía del agua que desdeña la noción de forma. Es como si el espacio, sabedor aquí más que en cualquiera otra parte de su inferioridad frente al tiempo, respondiera con la única propiedad que el tiempo no posee: con belleza".

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