lunes, 8 de diciembre de 2008
Un extraño pensamiento le asaltó: ¿por qué, entre todos los animales, en el largo curso del mundo, sólo los pechos de la hembra humana habían llegado a ser hermosos? ¿No era una gloria de la raza humana que los pechos femeninos hubiesen adquirido semejante belleza?
Yasunari Kawabata: La casa de las bellas durmientes. Trad. Luis de Caralt.
Cuando Kawabata describe la casa de las muchachas durmientes menciona un pintor: Kawai Gyokudö. La ilustración de este post es un cuadro de él llamado "Bella durmiente" ("Sleeping beauty").
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