sábado, 13 de diciembre de 2008

Soneto número dieciocho

(18)

   ¿Podría compararte con un día de estío?
Más suave eres tú, tienes mayor belleza:
el viento rudo agita dulces brotes de mayo
y el ocio del estío apenas dura. A veces
brilla el ojo celeste con ardor excesivo,
a veces caen sombras en su color dorado;
y a menudo en los bellos declina la hermosura,
que marchitó el azar, la Natura cambiante:
pero tu estío eterno nunca estará marchito,
ni perderá el dominio de tu belleza; nunca
se jactará la Muerte de que vas por sus sombras,
cuando, en versos eternos, tú crezcas con lo días;
mientras el hombre aliente y puedan ver los ojos, 
vivirán estos versos y te darán vida.

William Shakespeare. Sonetos. Trad, M. Manent. 

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