martes, 25 de noviembre de 2008

Había un exalcohólico que salía de noche a robar en la casa de los amigos. Conocía sus hábitos y conocía los dispositivos de seguridad. Forzaba las puertas o las ventanas o las ventanas y las puertas y entraba cuando sus amigos estaban ausentes. le gustaba recorrer las habitaciones familiares, hurgar en los muebles y en llos cajones secretos. Se llevaba todo el dinero. Guardaba los objetos robados en el sótano de su casa. Al día siguiente sus amigos lo llamaban para contarle que habían sido saqueados.
...

Había una mujer, en Trenton, que era descendiente de Federico Nietzsche. Entraba y salía de las clínicas psiquiátricas y hablaba con fluidez el alemán del siglo XIX. Aveces tenía que fingir no ser descendiente de Federico Nietzsche para vivir algunos meses en libertad condicional.

Ricardo Piglia: En otro país. En: Cuentos con dos rostros, UNAM, 1992.

1 comentario:

milserifas dijo...

Apreciado Dámaso,
Gracias por su visita en mi blog. Escarbo en el suyo, y me gusta, me uno a él.
Quería, a cambio, dejarle un cuentico del gran Anderson-Imbert que saqué del blog de Berti y que creo le puede gustar. Mucha suerte.



Un fantasma diferente

-Yo -dijo un fantasma a otro al encontrarse en el desván de una vieja casona- soy diferente a usted: yo no me morí nunca, yo empecé fingiendo que era un fantasma, y ya ve.