domingo, 25 de abril de 2010
Cada lector se refleja en sus lecturas en dos sentidos. Primero, porque la elección de los títulos y el orden en el que se encuentran revelan la lógica y estética del lector. Segundo, porque las páginas obviamente leídas, marcadas con señales y observaciones, apuntan pasajes en los que ese lector ha sentido su propia voz, sus propias alegrías y temores, descubiertos y puestos en palabras. Una biblioteca (es decir, los libros que la componen) no es meramente un almacén o un depósito de volúmenes: es una criatura viva, cambiante, poderosa, nacida para dar sentido al mundo.
Alberto Manguel en ¿Por qué leer?, el prólogo a Libropesía y otras adicciones, Libros del silencio, 2009.
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