lunes, 20 de abril de 2009

"siempre me ha gustado la caída del día, me parece el único momento en que puede pasar algo importante, la luz del crepúsculo lo embellece todo, las calles, las plazas, la gente parece aterciopelada como las flores, los pensamientos morados y amarillos, incluso a mí mismo me percibo más joven y de mejor ver, me agrada observarme en el espejo cuando oscurece, palparme la cara, entonces la encuentro lisa, sin arrugas en las comisuras de los labios ni en la frente; el crepúsculo aporta belleza a mi vida cotidiana."
Bohumil Hrabal: Una soledad demasiado ruidosa. Destino, 1990. Trad. Monika Zgustová.

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